Además de su poema Sintra, escrito en 1546 y publicado en París en 1566, y de su obra, Dialogus de differentia vitae rusticae et urbanae, de 1552, se conservan también un epistolario y varios poemas más.
Son precisamente estas cartas, dirigidas en su mayoría a célebres personajes de su época, por su singularidad, un instrumento fundamental para el estudio del pensamiento, pues en ellas, Luisa Sigea, desde su condición de mujer, con una visión crítica y lúcida, nos habla de los problemas de su tiempo, de su complicada situación, en manifiesta desventaja con respecto a sus colegas masculinos, de su deseo de reconocimiento tanto para su obra como para su persona, y de su descontento con el mundo que le tocó vivir, una época que no estaba preparada para entender y aceptar a una mujer como Luisa Sigea